martes, 17 de noviembre de 2009

Una vez nada más

Viernes 13 de noviembre. 22.00h. Plaça Universitat. Barcelona. Se produce un agitado debate por si vamos o no a a ver 2012 -en lo más profundo de mi ser deseo que no queden entradas- y al final, sucede, no quedan entradas.

La agitación no viene por 2012, viene porque al día siguiente, a las 10.00h am, si nuestro plan funciona, tendremos una pulserita en nuestra mano que nos permitirá comprar algo de la colección de Jimmy Choo para H&M. A las 12 de la noche, decicimos ir a H&M de Paseo de Gracia y ver si alguien está haciendo ya cola. Hay una chica sospechosa en un banco leyendo un libro, pero al verla con una mochila Kipling (nada en contra de la marca, lo que pasa que el tema mochila de finales de los 90 está un poco pasadito ya) les digo a mis amigos: "esa seguro que no espera para Jimmy Choo con ese look que lleva, estará esperando a alguien".

Así que nos vamos para Aire a tomar algo, admiramos a Las Pussy durante una horita y nos vamos a casa a descansar un poquito para salir a las 5 am hacia las puertas de la tienda. Finalmente, nada de descansar: vemos el final de Sálvame y DEC con las preguntas y respuestas interactivas entre un canal y otro (por primera vez en mi vida deseo una televisión en la que pueda tener una pantalla dividida), nos hartámos de comer (unos más que otros) y nos desahogamos hablando de penas varias. A las 4.15 de la madrugada suena el despertador. Así que nos cambiamos, lavamos la cara, tomamos nuestro enésimo café y salimos de casa a las 5.30 de la madrugada listos y dispuestos como para ir a un after.

A esa hora solamente andan -¿o debería decir deambulan?- por la calle: gente de vuelta de fiesta, vagabundos, azafatas de vuelo y nosotros, como no. Debatimos sobre cuánta gente vamos a encontrarnos en la puerta. Pienso que si llegamos los primeros me voy a morir de la vergüenza, sería muy triste. Y, por otro lado, como haya una cola que de ya la vuelta a la manzana nos tiramos todos de los pelos por haber estado perdiendo el tiempo en casa y perder nuestro ansiado turno. Finalmente, 7 personas.

Llegamos a nuestro destino casi a las 6 de la mañana, y ¿a que no adivináis quién estaba la primera de la fila? ¡La de la mochila Kipling!. Si ya me lo dice mi madre "Jamía, no prejuzgues nunca a nadie por su aspecto o por como viste, al final acabas siempre cambiando de idea". No sé si cambié mucho mi idea principal sobre ella, pero bueno, tengo que reconocer que me equivoqué. La chica Kipling resultó ser todo un personaje: había fabricado sus propios números de orden para poder organizarnos nosotros mejor en la cola (un desastre), tenía toda la información interna de la tienda (mentira), le preguntó a mi amigo si sus canas eran naturales o teñidas (sin ningún tipo de miramiento habiéndolo conocido dos horas antes) y encima no llevaba tabaco (le di mi último cigarro por no oírla más).

A partir de las 7.30 de la mañana la gente comenzó a animarse y la cola fue aumentando poco a poco. Al pasar una hora, los de H&M salieron con café y bombones. Después del tentempié llegaron las pulseritas - muy cutres, los suecos se lo podrían haber currado un poquito más- y con las explicaciones sobre cómo deberíamos realizar nuestras compras. Objetivo conseguido: somos de los 20 primeros, así que tendremos dónde escoger.

Llegan los periodistas, más seguridad y más dependientes que aplauden y se hacen fotos. Nuestra vergüenza ajena y propia aumenta por segundos. Las preguntas: ¿qué necesidad tengo yo de ésto? ¿quién me habrá mandado a mi meterme en éstos berengenales de histéricas? ¿realmente vale la pena pasar todo ésto por un producto Jimmy Choo para H&M? no paran de retumbar en mi cabeza (estoy segura que en la de mis dos amigos también). Por un momento quiero abandonar la cola.

Se aproximan las 10.00 am, y nosotros decidimos ir hacia la zona restringida para avistar donde están nuestros deseados productos y esperar a que se abra para comprar rápido e irnos. Después, con más calma, ya iremos a echarle un vistazo a la ropa de la colección. Con el son de la campanita (al estilo Harrods, pero más cañí) se abre la zona. Compramos:

Además: un pañuelo azul, monedero negro, bolsa de piel marrón para chico, otra sencilla pulsera y una corbata de napa gris.

¿Y la ropa de la colección? ¡Se ha esfumado! Ni hemos olido alguna de éstas prendas:


Conclusiones de la noche-madrugada-mañana:

- Hay gente pa'tó.
- Una experiencia más que contar a mis hijos o sobrinos.
- Reírse de todo ayuda a sobrellevar el bochorno.
- Tengo unos amigos con los que me iría al fin del mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario